La polémica cantante sale desnuda, con el pelo revuelto, fumando y hasta atada, en un estilo “sadomasoquista”. La diva, que siempre destaca por su eclecticismo, manifestó en más de una ocasión que “se siente más libre en ropa interior”.
Nobuyoshi Araki, el fotógrafo que estuvo a cargo de la sesión, es conocido por su uso de las técnicas clásicas de esclavitud japonesa llamada kinbaku, el arte de atar con cuerdas.